El único argentino que erró fue Omar Labruna, el hijo de Ángel, el técnico y prócer. A cambio, la entidad colchonera pidió a los directivos rayistas que incorporasen a su equipación algún detalle rojo para que sus elásticas se pareciesen más a las del Atlético en lugar que a las del cuadro merengue . En 1922 , la devoción que sentían los integrantes del Huesca era tal por el Barcelona que decidieron llevar los colores azulgranas como indumentaria, con la única diferencia que el pantalón era negro .