Como ya me había advertido Maite, un par de horas antes de llegar a Flores, el autobús se detiene en un control de plagas para evitar que la mosca de la fruta de la costa entre en el Departamento del Petén. En sus aledaños se instala diariamente un mercado de artesanía con puestos atendidos por mujeres chamulas, bohemios europeos y viajeros itinerantes como el chileno Sabiano, oriundo de Antofagasta, que vende collares y realiza tatuajes de henna en un improvisado puesto al que llama Estorbos Simultáneos.