Cuando los europeos llegaron a América, quedaron tan fascinados con el chicle, que decidieron explotar los bosques de zapote para sacarles el prodigioso látex con el fin de elaborar chicle para el comercio. Mantuve una entrevista con él y más tarde acompañé a Gerardo Ramírez, gerente de producción, y su ayudante Jorge Verduzco a la bodega que tienen en Felipe Carrillo Puerto para tomar imágenes de noche de varias toneladas de chicle listo para ser exportado a Japón y Corea.