Algunos, muchos en realidad, van más allá y hacen del tener camisetas un hobby que dura años y que junta cientos de reliquias. Pero el mercado local es limitado para la inmensidad del mundo del fútbol y sus cientos de miles de clubes en cada categoría de cada rincón del planeta. ¿Quién no guardó alguna “casaca” como un tesoro, por la idolatría del jugador que portó su número, por lo especial de quién la regaló o simplemente por su belleza estética?