Todavía me quedaban casi cinco horas más de vuelo hasta aterrizar por fin en Anchorage, una de las ciudades industriales más importantes de Alaska, aunque no su capital, que es Juneau. La AFA, acosada por las quejas, salió la paso hace uno días: «Nosotros no podemos hacer nada, aunque nos conviene que se venda más. Es un tema de Adidas y hay problemas del país que los afecta, como las trabas a las importaciones y la falta de mano de obra, y además la alta efervescencia de la gente».